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Artesanos del mar: rederos

Un oficio en extinción

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por mi sangre corre la sal de la mar. Mi abuelo tenía un pequeño barco de pesca. Mi abuela cosía las redes. Tejer redes era (y es) un trabajo femenino en muchas zonas de España. Históricamente las mujeres eran las encargadas de fabricar y reparar las redes. Se quedaban en casa. Los hombres salían a la mar.

 

Ellas tejen redes. Una faena muy dura. Los barcos las necesitan. Sin ellas no se sale a faenar. El apego y el cariño al mar y a las tradiciones mandan.  Aquí están pasando el hilo, nudo a nudo.

 

Tejer redes es una tarea manual y cualificada. No es considerado una profesión. Hoy en día se encuentra en extinción, como otros trabajos con base en el mar.  No existe el relevo generacional. Condiciones muy precarias rondan a este oficio tradicional. Pero tan necesario para este sector económico.

 

Dos formas de llevar a cabo esta tarea. Todo depende del tamaño de la red. Si son de artes menores, suelen ser fáciles de manejar y se puede realizar desde casa. Si son redes grandes se realiza en naves, dentro de las instalaciones portuarias o en mismo barco (redes de arrastre o cerco). 

 

Los rederos son trabajadores autónomos que se contratan para varios barcos por un sueldo irrisorio (de 5 a 7 euros la hora) y, aunque cotizan según el Régimen Especial del Mar, no se benefician del coeficiente regulador. No se les considera un trabajo duro ni peligroso. Así que no pueden jubilarse anticipadamente, como sí lo hacen estibadores, marineros y mariscadores. No tienen salario cerrado, ni vacaciones, ni horario fijo. Están sujeto a la estacionalidad y con amplios periodos de inactividad.

 

El frío, la humedad o el sol, las largas horas sentados en una postura forzada, con el cuerpo retorcido, muchos movimientos de mano repetitivos, la tensión continuada en la mano que aguanta la red..., jornada tras jornada..., y la lumbalgia, el reuma o la artrosis hacen su aparición.

 

Cargan y descargan trallas (cuerdas que van en los bordes de las redes) de más de 180 kilos entre 4 o 5 personas.

 

En España hay 691 rederos censados, solo 92 son hombres (la mayoría en Andalucía). Pero no todos tienen las mismas condiciones. Por eso las rederas luchan para mejorar sus condiciones laborales y para que su trabajo sea reconocido.  Mucho intrusismo de jubilados y familiares de marineros sin cotizar.

 

En un principio, la reparación y confección la hacían los mismos marineros, en el mismo momento o tras finalizar la faena. Poco a poco la mujer fue adentrándose en esta actividad.

 

 

 

 

 

 

 

 

Para llegar a la raíz del asunto hemos de rastrear a la división sexual del trabajo, aparecida en el Neolítico. Las mujeres acaban realizando trabajos domésticos y de cuidados del hogar y la familia. Trabajos no reconocidos, no cotizables, no computables, ... Queda mucho por romper el techo de cristal en los trabajos ligados al mar. Todavía se oyen voces como “qué bien amarras el barco, pareces un hombre”, “cómo van a hacer un nudo, no tiene fuerza” ... El interlocutor con el Gobierno es la Cofradía de Pescadores, pero allí las mujeres no tienen voz ni voto. Han tenido que recurrir al Ministerio de Igualdad. ¿Existe discriminación de género en este oficio? El resto del sector de pesca, principalmente masculino, cuentan con esos derechos.

 

El ODS número 5 nos habla de la Igualdad de Género. A pesar de los avances en este campo entre el 2000 y el 2005, las mujeres siguen sufriendo discriminación. Se necesita su acceso a la educación, un trabajo decente y su representación en los campos económicos y políticos.

 

Las mujeres andaluzas también han empezado a hacerse oír. Cádiz es, en Andalucía, la provincia donde se contabilizan más mujeres activas en este oficio. Son 14.

 

Manoli Vélez es presidenta de la primera Asociación de Mujeres Rederas de Barbate.  En contra de una tradición, en manos de los hombres en Barbate, en manos de jubilados, creó esta asociación. Triste iba contemplando cómo se extingue este oficio, indispensable para el sector y para abastecer mercados. Las rederas trabajan con redes de las almadrabas: artes de pesca menor, cerco, arrastre y aparejos. Pero, paradójicamente, ella entregó su instancia al mismo tiempo que otros. Solo los varones han recibido la autorización. Aun no le han aprobado la suya.

 

Parece que, en el sector pesquero, prevalecen roles y comportamientos que fuerzan la desigualdad de género.

 

Concepción Sánchez es la única redera de Marbella. Dice que la tradición pesquera la lleva en los genes.  Ella remienda las redes familiares. Aprendió el oficio de su padre, y aunque tiene otros títulos para salir al mar, prefiere quedarse remendando redes.

 

                                                   Rescatamos un personaje histórico: Enriqueta Joya Zeta, la pionera

 

 

Estas podrían ser las manos de Enriqueta Joya Zea, la Masarrea. Primera redera de Andalucía, nació en Almería, en el Llano de San Roque en 1899. El mar fue su vida. El muelle alentó su pasión. Creció entre fornidos marineros. El mar le dio la vida y le arrebató a los que más quería. Dos caras de la misma moneda. Amor y luto con sabor a salitre.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hija de marinero, dueño de un tintero, desde bien pequeña jugaba a tejer redes. Nadie le enseñó, pero tejía con la maestría de uno de los rederos.

 

La llamada de la mar despertó temprano en ella. Polizona adolescente, convertida en marinera. Actividad que abandonó al contraer matrimonio. Volvió a las redes. Pero no estaba bien visto una mujer en los muelles. Así que la asociación de pescadores le dio un puesto de Limpiadora en el Pósito de Pescadores. Pero su mente seguía soñando con su pasión: el mar.

 

En la terraza de su hogar, a escondidas, seguía tejiendo.

 

Con la guerra y la hambruna, el estraperlo fue su bandera. Vendía a escondida pescado o lo intercambiaba por otros productos en pueblos de Granada.

 

Madre de 6 hijos que le dieron fuerzas para abrir una tienda en La Chanca. Fuerte y valerosa, se cargó la mercancía a espaldas, cuando le falló el mulo.

 

El mar se tragó a un hijo y a dos nietos. Todos los días iba a la playa. Todos los días soñaba con volver al mar.

 

Reelaborado a partir de la Voz de Almería (miércoles, 1 de Julio de 2009).

 

Así ven los alumnos y alumnas del IES Las Lagunas a esta extraordinaria mujer de la que desconocemos el rostro.

                                                                Exponemos el trabajo a la comunidad educativa

Realizamos una infografía. La número 3 de los trabajos con sabor a mar que  forma parte de nuestra documentación. trabajos en vía de extinción y que no debemos dejar olvidados en nuestra memoria.

Este es el resultado del trabajo del alumnado para el programa "Vivir y Sentir el Patrimonio" que este curso hemos unido a los programas Innicia y Aldea y para el REA "El mundo es un tablero".

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foto de Alba CAmbeiro
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